Un guardia civil salva de morir ahogado a un niño de 7 años en Aguadulce

"Mientras le reanimábamos no podía dejar de pensar en mi hija"

Jacinto Cazorla, autor del rescate del menor
Jacinto Cazorla, autor del rescate del menor
Marta Rubí
01:00 • 29 jul. 2014

Cada una de las vidas que ha salvado Jacinto Cazorla, como agente de los Servicios Marítimos de la Guardia Civil en Almería, son únicas y especiales. Pero la del pasado jueves es imborrable. “Quizá porque es un niño, porque estaban sus padres, porque es la primera vez que hago una RCP...”, dice en referencia a la reanimación cardio-pulmonar.
“Lo que hay que pensar ahora es que todo salió bien”, repite a lo largo de su relato. Fue a las siete de la tarde del día 24 en el residencial Mirador del Puerto, a la entrada de Aguadulce. “Yo estaba en el césped con mi hija, leyendo, cuando vi que se formaba un tumulto en la piscina así que acudí”. Jacinto no llegó a ver al pequeño en el agua, sino que, cuando se hizo paso entre la gente, “un chaval ya lo estaba sacando”. El niño se encontraba inconsciente y amoratado por la asfixia.




Mantener la calma Se lo entregó a él y a otro vecino profesional del sector sanitario, “que fuimos los que nos acercamos a cogerlo”, y lo tumbaron en el bordillo de la piscina. “Parece que el niño estaba allí con su padre; su madre llegó en ese momento muy nerviosa, claro”, recuerda el agente. Y es que, dice, mantener la calma y la cabeza fría “es lo más importante” en un momento como ése, “y también es lo más difícil; sobre todo conseguir que los demás mantengan la calma”.
Tal como supo después, había sido el socorrista del recinto el que se había percatado de que el niño se estaba ahogando. “Parece que lo vieron boca abajo, en la parte honda; el socorrista cumplió perfectamente su función; y fue él quien llamó a los servicios de emergencia”, añade.
Mientras llegaban, los dos vecinos comenzaron a realizar las maniobras de reanimación cardio-pulmonar. “No sé cuánto tiempo estuvimos, quiza un minuto y medio o dos minutos, en ese momento no eres consciente del tiempo”, continúa. Jacinto se encargó del masaje y su vecino de las insuflaciones de aire. “Tras un tiempo, que ya digo que imposible saber cuánto, vimos que empezaba a salir espuma, y después más espuma y ya echó el agua”, narra el guardia civil.
¿Y qué se le pasaba por la cabeza? “Lo cierto es que no dejaba de pensar en mi propia hija, que tiene siete años, la misma edad que el chico, que sería de seis o siete años”, confiesa Jacinto. “Pensaba en que podría ser ella, eso no significa que porque sea tuya lo vayas a hacer mejor o peor, tú en ese momento haces todo lo que puedes”, añade.




Sin noticias El pequeño consiguió respirar y recuperó la consciencia. “Lo pusimos en la posición lateral de seguridad; estaba exhausto, asustado. Me puse entonces a intentar tranquilizar a su madre, que sufría una crisis de ansiedad, para que calmara ella también al niño”, recuerda.
En pocos minutos llegaron los servicios de emergencia y trasladaron al pequeño. “No sé a dónde lo llevaron. De hecho, no sé nada de ellos desde ese momento. Era la primera vez que los veía y estos días he estado preguntando al portero, al socorrista y al otro vecino, pero ninguno ha vuelto a saber nada”, aclara. Jacinto cree que quizá se trataba “de una familia amiga de algún veraneante y se han ido todos ya, por no seguir en la comunidad tras el susto”. 
El agente seguirá intentando tener noticias de la familia a la que ya se siente unida de alguna forma. “Según lo que dicen los vecinos y según mi propia experiencia, ya qu








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