El niño salvado de la piscina conoce a sus dos ‘ángeles’

Gracias a LA VOZ, las familias se reunieron ayer para celebrar “el milagro” del pasado jueves

Las familias se reencontraron ayer en el Puerto de Aguadulce. Al fondo, los niños.
Las familias se reencontraron ayer en el Puerto de Aguadulce. Al fondo, los niños.
Marta Rubí
23:08 • 29 jul. 2014

Así los llama la madre del pequeño, son sus “ángeles de la guarda”. El padre dice que ha vuelto a creer en los milagros. No es para menos. Desde que el pasado jueves Jacinto Cazorla y Jose Martínez salvaran la vida de su hijo menor, el matrimonio, que prefiere quedar en el anonimato para no seguir reviviendo el duro momento, sólo piensa en la suerte de que ambos estuvieran aquella tarde en la piscina de la urbanización Mirador del Puerto, en Aguadulce.




 Ayer, LA VOZ entrevistó a Jacinto, guardia civil del Servicio Marítimo, y gracias a ello la familia llamó al Puerto de Almería y pudo por fin ponerse en contacto con él -con Jose sí habían hablado- y agradecerle su actuación, clave para que su hijo hoy esté bien. “Los médicos del hospital nos lo han dicho mil veces estos días. Ha sido gracias a la reanimación tan perfecta que le hicieron Jacinto y Jose que el niño no tiene ninguna secuela”, comenta la madre. 




Cinco días ingresado
Ayer por la tarde, las tres familias quedaron en el Puerto de Aguadulce para tomar un helado. Tan sólo hacía 24 horas desde que le habían dado el alta al pequeño, que tiene cinco años y no siete, como se figuraba el agente. “Ha estado mal, sí, pero ahora está perfecto. No se acuerda de nada, sólo dice algo sobre que se cayó por una rampa, y tampoco le hemos querido contar nosotros”, añaden los padres.




Según relatan, la familia había ido a cenar a la casa de los padres de unos amigos en la urbanización con sus dos hijos. Era la primera vez en todo el verano que acudían a una piscina ya que el pequeño suele tener problemas de oído y el médico se lo había desaconsejado. A las siete de la tarde, se encontraba jugando con otro niño. Desde el balcón del apartamento, su madre le acababa de saludar y ya bajaba a su encuentro. Pero su padre se dio cuenta de que de la piscina sólo salía el amigo. “Le pregunté donde estaba y empecé a buscar, pero no lo veía”, recuerda. Otros dos chicos, de unos 13 años, dieron el aviso al padre y al socorrista: había alguién en el fondo.




 “Para mí había pasado una eternidad, y cuando lo vi morado e hinchado pensé que lo había perdido”, dice el padre con la piel de gallina. Fue en ese momento cuando se arremolinó la gente y llegaron Jacinto y Jose, que le practicaron la reanimación salvadora. Su madre, ya en el recinto, se sorprendió por el tumulto y, relata, reconoció entre la gente el bañador de su hijo, que tirarían en el hospital para que no guardar más recuerdos negativos. “Me dio un ataque y la gente me contuvo, incluido mi marido”. “Yo es que no quería que nadie interrumpiera a Jose y Jacinto”, explica, casi sorprendido por haber mantenido más o menos la calma en ese momento. “Hice bien, le salvaron la vida. Son sus ángeles”.







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