Vecinos “hartos de cerrar las ventanas” se movilizan contra los ruidos

Mojácar y Roquetas lideran los movimientos ciudadanos que piden respeto a las normas sobre contaminación acústica

Zona del puerto de Roquetas de Mar con establecimientos hosteleros en los bajos de las viviendas.
Zona del puerto de Roquetas de Mar con establecimientos hosteleros en los bajos de las viviendas.
E. de la Torre / M. Rubí
01:00 • 01 sept. 2014

Acuden a los ayuntamientos, al Defensor del Pueblo, a la Junta de Andalucía y a los medios de comunicación. Su motivación, exigir que se cumplan las leyes sobre el ruido y la contaminación acústica en las ciudades, fundamentalmente, en las zonas de alta concentración de locales de ocio.

En Almería, este movimiento ciudadano está liderado por los vecinos de Mojácar y Roquetas. En el primer caso, estos ciudadanos se han organizado y han constituido la Plataforma Mojácar sin ruidos’, una iniciativa vecinal que busca “la manera de ejercer nuestros derechos porque estamos hartos de tener que cerrar nuestras ventanas”, explica la portavoz de la Plataforma.

A pesar de que en este municipio está vigente una ordenanza cívica que, entre otras cuestiones, aborda el tema del ruido, y de que los vecinos reconocen que “hay una mejoría”, también insisten en que hay zonas “que siguen siendo tremendas para los que viven allí”.

En concreto, se refieren a las zonas próximas a la discoteca al aire libre ‘Liquid’ y el ‘Maui Beach’, que, aunque no son los únicos, sí son los que más problemas provocan, llegando incluso a “amenazar a los vecinos que les denuncian”, comenta la portavoz de la Plataforma.




Saltarse las leyes
Desde su perspectiva, no puede ser que haya vecinos que no puedan dormir durante meses y “ver como hay gente que se enriquece a costa de nuestra salud y, además, saltándose las leyes”. Además, supone un agravio comparativo para aquellos locales que sí cumplen las normas, “que los hay”, insisten.

La Plataforma, a la que ya se han sumado más de 200 vecinos de Mojácar, agradece a la Policía Local “su apoyo y su comprensión”, pero van a seguir presionando “para que se respeten nuestros derechos”.

Desde la Plataforma creen que el potencial turístico que ofrece Mojácar debe de ir por “el mejor turismo y no por este que nos impone una degradación cívica insoportable”.




Guerra en Roquetas
En el caso de Roquetas, se ha declarado una guerra abierta entre los establecimientos de El Puerto y los vecinos. Hartos del ruido nocturno, los residentes de la zona contrataron un informe pericial que concluyó que los niveles de ruido superaban “hasta niveles insoportables” los permitidos. El informe se ha adjuntado a una denuncia formal y a una petición al Defensor del Pueblo e incluso medios nacionales se han hecho eco de las quejas en el barrio.

Sin embargo, los locales de ocio afectados tienen otra versión: “Las mediciones y las imágenes difundidas corresponden sólo a los cuatro días de Fiestas patronales”, subraya Paco Morillas, del pub La Manzana.

Según Morillas, los cinco establecimientos nocturnos de la calle Antonio Machado (el suyo, Tequila, Marea, Jazmín y Goa) llevan seis meses sin utilizar los equipos de música “salvo durante esos cuatro días, en los que se solicitó un permiso al Ayuntamiento”, alega. Antes y después, insiste, “los equipos están precintados por la Policía”, medida que se hizo efectiva, continúa el empresario, hace seis meses, “ya que nuestra licencia no es de establecimiento con música”, aunque ni la Policía ni el Ayuntamiento ha confirmarlo a LA VOZ.

Y es que el conflicto lleva meses coleando hasta convertirse en una batalla. Morillas explica que el ruido que molesta a los vecinos proviene del movimiento que existe en la zona, intenso en estos pasados meses, y de las televisiones, que sí están permitidas. “La prohibición de poner música nos ha afectado, se ha notado que ha habido menos clientela”, comenta.

Mientras tanto, el equipo de Gobierno está tramitando precisamente estos meses una nueva Ordenanza de Contaminación Acústica que prohíbe las reproducciones audiovisuales en terrazas, incluidas las televisiones, y que limitará los decibelios permitidos en los establecimientos.

La normativa contempla un sistema de mediciones en línea que permitirá un mayor control sobre los establecimientos y que, lejos de las críticas, es aplaudido por el sector. “Si todos tienen el mismo nivel, competimos desde la misma base”.
El dueño de La Manzana espera que a partir de ese momento se permita volver a poner música en el Puerto, aunque con un volumen limitado. “Lo mejor es que se llegue a un estado de convivencia normal entre todos”, aboga el empresario.









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