Decálogo para conquistar el mundo. Una decena de claves para convertir a un joven en un profesional global

Los jóvenes de hoy en día se enfrentan a un futuro incierto. Angustiados por los desesperanzadores datos del paro y la necesidad de emigrar para encontrar un trabajo, se preguntan qué camino seguir para tener a su alcance un mañana próspero. El ingeniero, tecnólogo y empresario Juan Martínez-Barea, de origen almeriense, ha trazado un “mapa de carreteras” para que se conviertan en profesionales globales.

En su libro ‘El mundo que viene’ (Planeta, 2014), el director general de la Fundación Eduarda Justo -creada por Cosentino en 2006 para impulsar el desarrollo  económico, social, formativo y cultural de Almería- establece un decálogo para triunfar. 

Esas claves consisten en asumir la total responsabilidad sobre el futuro, probarse como ser humano y como profesional y exponerse lejos del confort hasta conocerse, diseñar un ambicioso plan de futuro, estar al nivel de los mejores de cada ámbito, conectarse a las redes globales de innovación, dominar el inglés, vivir en el extranjero para madurar y aprender de forma acelerada, volver al lugar de origen para convertirse en un motor de cambio, emprender y tener un propósito para dar sentido a la vida.

Dominar el inglés
Si un joven de hoy le pidiera consejo para formarse de la mejor forma de cara a alcanzar un futuro profesional próspero, Juan Martínez-Barea le diría que, en cuanto pueda, se marche a vivir uno o dos años al extranjero, a estudiar, a trabajar o a aprender inglés. “Es el lenguaje del mundo y sin inglés es difícil convertirse en un profesional global. Es el primer paso para construir su futuro en el mundo que viene”, explica.

Tal y como reflexiona el también profesor y conferenciante en una entrevista a LA VOZ, a partir de ahí, recomendaría a ese joven buscar con determinación qué le apasiona y a qué quiere dedicar su vida profesional. “Para encontrarlo, el mejor camino es probar muchas cosas diferentes: nuevos proyectos, nuevos empleos, nuevas experiencias”, afirma. 

“Una vez encontrada esa gran pasión, sea la que sea, tiene que conectarse con los grandes polos de innovación en ese campo para aprender de los mejores y conseguir estar en punta de lanza en su campo”, apunta.

En opinión del autor de ‘El mundo que viene’ -hijo de un macaelense nacido en el seno de una familia con tradición marmolista-, el continuo éxodo de jóvenes que salen de España en busca de empleo no sólo no tiene nada de malo, sino que constituye “una de las mejores experiencias que puede desarrollar una persona en la vida”.

“Ahora bien, lo que hay que hacer luego es volver para aplicar lo aprendido en el desarrollo y la prosperidad de nuestra tierra. El Gobierno debe establecer los medios y los programas que faciliten que estos talentos puedan regresar a su tierra para poner en marcha proyectos y engrosar las filas de nuestras empresas y grupos de investigación”, asegura.

La búsqueda de un trabajo fijo, a poder ser como funcionario, ha estado muy presente en la cultura española y mediterránea. Sin embargo, a su juicio, las nuevas generaciones están empezando a ver la figura del emprendedor y el empresario como un modelo a seguir. “Hay formas diferentes de consolidar esta evolución desde los colegios, los medios de comunicación y la familia”, opina.

La obra de Martínez-Barea es una llamada al optimismo y a la acción en un momento en que imperan el pesimismo y el inmovilismo. Porque en la era que se aproxima, la de la meritocracia, cualquier persona podrá competir con los mejores del mundo. 

Cosentino, ejemplo empresarial
En su libro ‘El mundo que viene’, Juan Martínez-Barea pone como ejemplo a una empresa almeriense, el Grupo Cosentino. “Es el mejor ejemplo empresarial que he conocido en toda mi trayectoria profesional. De hecho, en mis conferencias hablo de ellos como ejemplo de casi todos los factores críticos para el éxito en este nuevo mundo que viene”, dice. 

 ¿Y qué les hace grandes? “Muchas cosas, pero si tuviera que resumirlo sería esa combinación ‘mágica’ que une a las más punteras y visionarias prácticas empresariales con el espíritu y la humildad de la familia Cosentino”, considera el autor.