Turquía es ya el gran competidor de Almería en tomate y mármol

Los productores turcos suman ya 50.000 hectáreas invernadas y su objetivo es Alemania, cliente vip almeriense

Alemania es el cliente vip de Almería y Turquía
Alemania es el cliente vip de Almería y Turquía
Manuel León
01:00 • 18 nov. 2014

Turquía, el gigante euroasiático, sigue los pasos de la provincia que se inventó el plástico para sacarle renta a las verduras tempranas.
Está el imperio otomano en la misma latitud que la taifa almeriense  y sedimenta cada vez más su desahogo económico, salvando  las distancias geográficas y de volumen, en la misma arcilla: la agricultura intensiva, la piedra natural y el turismo de mediano poder adquisitivo, el mismo modelo económicos en dos riberas distintas.
La agricultura turca deja cada día que pasa de ser extensiva para aumentar, hasta casi 50.000, sus hectáreas de invernadero. El mismo viraje lleva el mármol: de ser las canteras del mundo, han iniciado también su trabajo como artesanos, compitiendo cada vez más con Macael, a pesar de que se han abierto  canales comerciales mutuamente ventajosos con las empresas de los Filabres.




Balas de fogueo
Turquía, sin embargo, todavía dispara con balas de fogueo. Puede hacer más daño aún: si prospera su tratado de adhesión con la UE o el tratado euromediterráneo de libre de comercio. Su principal mercado, como el de las comercializadoras almerienses, es la vieja y la nueva Europa del Este.
Con una producción en tomate de 11 millones de toneladas, la mayoría para consumo interno, los operadores de la península amenazan con invadir, en cuanto se les deje el mercado europeo, como acaban de empezar a hacer en los mercas de Moscú tras el veto ruso. El principal hándicap, por ahora, de los productores turcos es el precio: el país produce cuatro veces tomate más que España diez veces más que Almería (844.300 toneladas). Sin embargo, en precio, Almería factura 432 millones de euros y Turquía, 480 millones. El precio medio almeriense es de 0,49 euros el kilo, mientras que el tomate turco no sube apenas de los diez céntimos al cambio.
Pero Turquía no se conforma con eso y se ha obsesionado, antes que con otra hortaliza, en mejorar la calidad de su tomate, la columna vertebral, el producto vital de las cooperativas y alhóndigas almerienses y la hortaliza más exportada, al igual que para los turcos. A ninguna otra provincia española le puede hacer tanto daño esta querencia euroasiática por el tomate, puesto que Almería representa, por sí sola, el 60% de la producción de tomate de Andalucía con en torno a 10.000 hectáreas invernadas.
Turquía suma ya unas 25.000 hectáreas de tomate bajo invernadero, cuando hace una década no llegaba ni a la mitad, según datos de la Embajada de Turquía en Madrid.
Los turcos sostienen también otra guerra comercial que están empezando a ganar: la de la calidad. A pesar de que de vez en cuando es frecuente una alerta sanitaria por verdura fresca turca, nadie como esta región tiene tanto predicamento en Alemania, el principal mercado de las empresas almeriense. Además está aumentando exponencialmente la superficie de cultivo dedicada al cultivo ecológico hasta llegar a 36.000 productores homologados.
Almería tiene como su máxima baza en los mercados que ha incrementado casi al 85%% la producción de tomate con control biológico, aunque Turquía también ha empezado a estudiar este modelo. Con las cifras en la mano y su crecimiento en la última década, es Turquía el principal peligro comercial para el campo de Dalías y Níjar.










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