Los mercados en los barrios, en peligro de extinción

Los ubicados en la capital, con menos clientes, pero aún responden en el número de vendedores que tienen

El mercado central recupera el pulso tras ser rehabilitado.
El mercado central recupera el pulso tras ser rehabilitado.
Lola González
23:21 • 24 ene. 2015

Los mercados de barrio, esos lugares en los que los tenderos de toda la vida conocen a sus clientes, han visto crecer a las familias y hasta se alarman si pasa demasiado tiempo sin que vayan a comprar, esos reductos del comercio más tradicional están en declive. 




Será la crisis económica o simplemente que las prisas del mundo actual impiden ir a la barraca del barrio a hacer la cola y a charlar de lo que vas a hacer hoy de comer, pero lo cierto es que los mercados más tradicionales se están vaciando.




Así, en Almería capital está aguantando el tirón el remodelado Mercado Central que tiene todos los puestos en marcha y que, quizá con menos clientela de la que quisieran y buscando en algunos casos variedad de puestos poco tradicionales, al menos sí que siguen adelante.




Los que mejor funcionan son aquellos ubicados en barrios muy arraigados como El Quemadero que tiene sus files o Plaza Pavía, en ambos están todas las barracas cubiertas aunque hay menos clientes. Pero el que mejor lo lleva es el mercado de Los Ángeles que desde su remodelación no sólo abastece a su zona sino que con el ‘corre, ve y dile’ de precios bajos y calidad, ha ganado clientes.




Periferia Pero los que más notan la situación son los barrios periféricos que, tras la llegada de las medianas superficies y siendo en muchos casos más espacios dormitorio que otra cosa, han visto poco a poco como decae este tipo de comercio tradicional.




Así, el mercado de Cabo de Gata, a pesar de que se remodeló entero en 2010, solamente cuenta con un vendedor cuando se construyeron cinco barracas; en El Alquián de los siete adjudicatarios que había tras la remodelación, tres han acabado su concesión y han decidido no continuar adelante; y en La Cañada, otro mercado también remozado, solamente tienen adjudicatario la mitad de las barracas.




Precisamente es en estas zonas donde se hace más complicado el acudir a este tipo de comercio tradicional más allá del fin de semana porque los horarios coinciden con las jornadas laborales, y además, los precios suelen ser más altos que en los supermercados.





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