Un consorcio de empresas concluye la primera fase del invernadero del futuro

El incremento de demanda de alimentos frescos en los países en vías de desarrollo para 2030 es del 60%, según estimaciones de la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO). 

Almería y sus casi 30.000 hectáreas de invernaderos atesoran la fortaleza inmensa de tener ante sí un negocio que no caduca, por mucho que se deslicen los años: comer un tomate o asar un pimiento no pasa de moda. 

En este contexto, la producción de alimentos en sistemas protegidos, como los invernaderos, se configura como una herramienta estratégica en todo el mundo para conseguir el reto de la seguridad alimentaria, con criterios de sostenibilidad energética y ambiental. Almería, apoyado en un pool de empresas y organismos públicos quiere seguir tomando la delantera en el cultivo bajo plástico del futuro. 

Desde hace meses, un consorcio en el que interviene la Estación Experimental Las Palmerillas de Cajamar, primaran, Ciatesa, Gogarsa y grupos de investigación del Ifapa y la Universidad de Almería trabajan en un nuevo sistema de producción de hortalizas en invernadero con energía obtenida de fuentes renovables. Las Palmerillas han anunciado que acaba de finalizar la primera fase de  de este proyecto denominado Biogreen, que está cofinanciado por la Agencia Idea, fondos Feder y la Corporación Tecnológica de Andalucía.

Por este ingenio, made in Almería, se han interesado ya algunos organizaciones agrarias internacionales como los de la ciudad cubana de Ciego de Avila.

El objetivo es que la instalación sea capaz de funcionar en régimen abierto,y adaptable para su funcionamiento en régimen semicerrado (gestionando el microclima del invernadero mediante suministro térmico, de calor y frío, a partir de fuentes renovables) para mejorar el potencial productivo y manteniendo de forma continua elevadas concentraciones de CO2.