Martín Godino: “La receta no es debilitar más la defensa de los derechos de los trabajadores”

La Asociación Nacional de Laboralistas celebra en Almería su XV Congreso nacional. Su presidente analiza las consecuencias de la reforma laboral impulsada por el Gobierno y el ho

el presidente de Asnala, Martín Godino, en Almería
el presidente de Asnala, Martín Godino, en Almería
Javier Pajarón
23:34 • 14 nov. 2014

¿Cuáles son los objetivos del congreso?
El congreso es muy oportuno, un año y medio después de la reforma laboral. Por un lado, es un buen momento para  hacer balance de su aplicación ahora que parece que la recuperación económica lo permite y, por otro, porque vuelve a plantearse, con este reciente informe de la Comisión Europea, la oportunidad de una reforma orientada a la contratación, para acabar con la famosa dualidad entre contratos temporales e indefinidos. El  congreso reflexiona sobre si en materia de contratación está todo hecho.




¿Por qué han elegido Almería para la cita?
Es tradición en Asnala fomentar la implantación territorial de la asociación. Tenemos 420 socios en todas las comunidades y provincias. Por eso el congreso es itinerante. Y, en particular, en Almería hay un grupo importante de socios de Asnala desde hace mucho tiempo y es gente muy activa.




¿Qué opinión tiene de la reforma laboral impulsada por el Gobierno?
La materia es sensible y en una asociación tan plural como Asnala cada uno tiene su visión. Pero, con la mayor objetividad, creo que la reforma ha funcionado razonablemente bien en la flexibilidad interna, es decir, la capacidad de las empresas de adaptarse al entorno, con modificación de las condiciones y el descuelgue de convenios. Pero creo que en los despidos no está funcionando y está dando muchos problemas. Se ha perdido agilidad, los procesos colectivos se eternizan durante años y hay mucha inseguridad jurídica.




¿Y la contratación?
Esa es la tercera pata y prácticamente no se ha abordado en la reforma. El grueso del problema que tenemos con un 25 por ciento de contratación temporal no se ha abordado y yo creo que es el que está ahora encima de la mesa de debate.




¿Habría que reducir el número de contratos?
Claramente. Una de las tradicionales recetas de los últimos años, el contrato único, es discutible y muy difícil técnicamente, pero es verdad que se necesita una formulación con menos contratos y una homogeneización del régimen jurídico de los contratos indefinidos y temporales. Es un drama que todos los ajustes se hagan en la extinción de contratos temporales, la mayoría en la población más joven. Las personas llegan a los 35 ó 40 años sin haber tenido nunca un contrato indefinido. Es un problema muy serio.




¿Cómo se soluciona?
Probablemente, que los derechos y obligaciones, también en las indemnizaciones, sean iguales para contratos indefinidos y temporales.




Abaratar despidos, temporalidad ... suena a Despotismo Ilustrado, todo para los trabajadores pero sin los trabajadores.
Yo defiendo que hacía falta una reforma para flexibilizar el mercado de trabajo, pero nuestra legislación es ya suficientemente flexible. Hemos tocado suelo. No creo que la receta sea debilitar más los mecanismos de defensa de los derechos de los trabajadores.




¿Pueden ser los minijobs una alternativa en esa flexibilización?
Los minijobs son una fórmula para destruir empleo cambiando los contratos a tiempo completo a tiempo parcial. Es verdad que las tasas de paro en Alemania se mantuviera, pero también que 4 millones de trabajadores pasaron a jornadas reducidas. No creo que la solución sea esa. Puede ser una medida de ajuste  para empresas en crisis, pero ya existe en la legislación.


Almería sufre un problema en los Juzgados de lo Social con señalamientos a dos años vista.
No sé si con la misma intensidad, pero es un problema generalizado.


¿Cree que al Gobierno le ha falta diálogo con los agentes sociales?
En el ámbito laboral la reforma no se hubiera podido hacer con acuerdo social, fue una reforma de urgencia y creo que, aunque el diálogo es siempre un cauce adecuado, creo que hubiera sido imposible. En cambio, en al ámbito de Justicia la actitud del Gobierno ha sido francamente diálogo con ninguno de los sectores afectados. La situación es insólita, con el Ministerio de Justicia enfrentado a jueces, abogados, graduados sociales... con todo el mundo.



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