Los límites

Ayer nos despertamos con una noticia de esas que pueden cambiar nuestro conocimiento del universo. Me refiero a la confirmación de las llamadas ondas gravitacionales, una de las últimas teorías de Einstein. Aunque los periodistas tratemos con afán de enterarnos poniéndonos al día, la verdad es que nos topamos con un muro infranqueable en nuestra formación académica y por ello que no sabemos de qué se trata. 
Por una vez estamos al límite de nuestra ignorancia. Se habla de una nueva ventana al universo. Los periódicos, la emisoras de radio y de televisión se han lanzado frenéticamente a la búsqueda del doctor en físicas   aficionado al estudio del cosmos, pero lo curioso es que tampoco entendemos sus explicaciones. 
Esta vez no hay más remedio que rendirse humildemente a la complejidad del universo y que cada cual saque las consecuencias oportunas según su leal saber y entender. Quisiera dedicarles un parrafito a esos tertulianos omniscientes y omnipresentes que diariamente se meten en nuestras alcobas para hablarnos de todo lo humano y lo divino. Por la mañana aparecen en Radio Nacional, luego siguen en   la Cope, o en Onda Cero y por   la noche les vemos de nuevo en la cadena Cuatro o en la Sexta. No descansan, o en realidad no tienen tiempo para estudiar o informarse . Son sabios todoterreno y en jornada continua. Esta vez al menos tendrán que ponerse el babero infantil de la guardería y hacer palitos de colores a las órdenes de la maestra del barrio. Los informadores que habitualmente suelene saberlo todo , no tienen esta vez ni idea de las ondas gravitacionales y cuando oyen alguna explicación de algún técnico se quedan pez como decíamos en el colegio, yo el primero.
Esto me recuerda las animadas discusiones que teníamos en la carrera sobre lo que define básicamente al periodismo.¿ Cómo se confecciona un plan de estudios sobre una disciplina infinita? En el resto de ciencias no existe este problema porque cada una de ella marcas su campo específico , su objeto y su tamaño. El periodismo en cambio lo abarca todo. Y ni siquiera preguntar a la gente nos dispensa de conocer la materia. Con las misteriosas ondas gravitacionales los tertulianos mejor pagados aprenderán al menos modestia y humildad.