La Junta de Andalucía desmantela el hotel de Las Menas de Serón

Juan Torrijos
01:00 • 30 abr. 2016

Y dijo el alcalde en aquel momento que él no sabía nada. El señor Lorenzo debía estar tan ocupado en su trabajo de portavoz de la oposición del PSOE en la Diputación que no se enteró de lo que sus compañeros de partido estaban tramando (y al final haciendo) con uno de los recintos más hermosos que el municipio de Serón tiene en su término municipal. No me lo creo. Me cuesta trabajo entender que la Junta esté proyectando tamaño desatino en las Menas y que el alcalde no se hubiera percatado. Por menos de esto en países serios un político se va a su casa. Aquí no dimiten por llevarse el dinero y encima no devolverlo, como para hacerlo por una mudanza. ¡Qué pena! Hace unos días aparecía un informe sobre el turismo rural y Almería se ganaba el trofeo de ser la provincia más cara de la comunidad. Serón contaba con los dos mejores (o casi) centros rurales de provincia, y uno de ellos lleva ya unos cuantos años cerrado. ¿Por qué? No descarte interés político de por medio, en caso contrario no estarían con la mudanza. El fracaso de Las Menas, como en su momento Laujar, tenía un claro exponente, la clara dependencia de un poder político. Si estuviéramos hablando de propiedades privadas, como la posada del Candil, segundo gran centro rural de Serón, el hotel de las Menas no se habría cerrado hace tres años.
Es increíble que todo establecimiento que depende de las administraciones políticas acabe cerrando o dependiendo de los presupuestos que salen de los bolsillos de los ciudadanos, y ojo, con jefes políticos al frente. Cuando hablaban de la red de paradores  de la Junta, lo primero que piensa es a quién van a colocar. Es para lo único que parecen trabajar, buscar puestos donde ubicar a los colegas. En el complejo de las Menas se gastó la Junta lo que no tenía, no sólo en rehabilitación, también en sueldos de políticos y en decoración. Y al final, ya ven, en mudanzas piensan. Que no se van, que ha sido un error, que abren. Hace unos años la Junta vendió edificios en Almería para después alquilarlos. Ni los mayores defensores de lo público pusieron el grito en el cielo ante la barbaridad cometida. 
¿Y si decidieran vender los centros turísticos que tiene la Junta en la provincia? Lo mismo conseguíamos ser más competitivos en los mercados y ofrecer a los visitantes unos centros de primera.







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