Feria de altos vuelos en la plaza de toros

Finaliza la feria de Almería con muchas luces y pocas sombras que se detallan desde la perspectiva más objetiva y analítica

Victorino sale a hombros junto al diestro Curro Díaz en lo mejor de la feria.
Victorino sale a hombros junto al diestro Curro Díaz en lo mejor de la feria.
Jorge Ponce
01:00 • 29 ago. 2016

Y parece que llega el invierno. Las cosas que tiene Almería, que nada más cerrar las puertas del Santuario donde se recoge la Patrona, ponemos fin a la feria y con ella al verano. Las cosas que tiene Almería, y las redes sociales que por la noche preguntaban si estaba ya el señor de las castañas asadas de ‘Simago’. Qué cosas...




Hace solo unos días esperábamos con ilusión la feria, y con ella nuestra fiesta, la de los toros. Probablemente sea esta la parte de nuestra feria de mayor calado fuera de nuestra provincia. Una feria que se presentaba, sobre el papel, con alto interés taurino, con los toreros que se encuentran en mejor momento y una sorpresa ganadera que, a la postre, sería lo mejor del abono.




Como en años anteriores comenzaba con una clase práctica en la que cabe destacar, por encima de cualquier éxito artístico, el espectacular colorido y alegría de los tendidos con más de 8.000 personas abarrotando -como en el chiste- los tendidos de nuestra centenario coso, repletos de rostros jovenes y curiosos. El Lauri fue el triunfador de la novillada en teoria, en realidad fue el toreo que mostró una vez más su poder de convocatoria.




Feria de ausencias
Comenzadas las corridas de toros, la feria estuvo marcada por las ausencias. Hasta tres sustituciones en solo cuatro corridas de toros. El peruano Andrés Roca Rey no pudo hacer el paseíllo en Almería debido a la tremenda paliza que le propinó un toro en la vecina plaza de Málaga, y que a la fecha de su cita en Almería lo tenía aún en la cama. Algo así le ocurrió a Manuel Escribano, al que un toro de Adolfo Martín le partió en dos la femoral en Alicante, regando con sangre el largo camino hasta la enfermería y que por poco le cuesta la vida al torero de Gerena. Mucho más complejo fue el caso de nuestro paisano Torres Jerez, al que una extraña dolencia lo tiene en el dique seco. Fuere lo que fuere llegó en el peor momento en que podía llegar la maldita enfermedad, y a la que no tiene más remedio que vencer con la casta que ha enseñado en el ruedo, el pasado año sin ir más lejos.




Por ellos tres, hicieron el paseíllo David Mora, que tras dos años sin torear por una gravísima cornada en Las Ventas de Madrid volvió este año abriendo la puerta grande de la misma plaza cortando dos orejas a un toro de Alcurrucén. Justificada sustitución También resultaron justificadas a posteriori las dos restantes. Apostando la empresa por jóvenes toreros, se apuntaron a la corrida de Victorino Curro Díaz, que fue el triunfador de la tarde (y de la feria para El Círculo de la Amistad, que ha sido la primera peña en fallar sus trofeos) y David Galván, que dejó una imagen de torero macho, como también hiciera Román, jugándose la vida con toros inciertos y encastados.




Las figuras del toreo
La base del abono, como siempre en Almería, las figuras del toreo. A gran nivel rayaron la mayoría de estas, destacando por encima de todas una faena desgarrada de Julián López ‘El Juli’, que no quería dejar escapar el triunfo el día que un joven López Simón salió en hombros con tres trofeos. Ponce y Castella le siguieron la estela, con un serio arrimón con un toro inicerto y mentiroso el de Valencia, y con una faena compacta, de las mejores que deja en este coso mediterráneo el francés. Ureña también sumó en la feria.




La nota más baja probablemente fuera la de un desquiciado Miguel Ángel Perera, que además pagó con soberbios gestos al palco su frustración con los toros. Talavante tampoco dejó una feria para el recuerdo, y el espectáculo de rejones aburrió sobremanera.




El ganado
Lo más controvertido cada año es el ganado corrido en el ruedo. El ganado de Zalduendo sorprendió gratamente por su intachable presentación, como así ocurriera con los toros de Núñez de Tarifa, probablemente por encima de lo que Almería requiere para que se lidie en su albero. Falló de modo estrepitoso la corrida de Daniel Ruiz, con cuatro toros más propios de talanqueras que de capital, incluso aquel que se tapaba por su grande aunque fea encornadura.


La de Victorino fue punto y aparte. Una corrida que pasaría en muchas plazas de primera, encastada y brava. Con un lote, el de Díaz, con nobleza, calidad y un enorme temple. Un toro, el tercero, peligrosísimo, que Román pudo a base de exponer con temeridad, y otros tres toros encastados y variados. Vibraron los tendidos con la suerte de varas del sexto realizada por Esquivel y con los pares de banderillas de El Sirio. La corrida mantuvo la emoción desde el primero hasta el sexto, nadie se aburrió ni nadie comió pipas. El espectáculo del toreo elevado a la enésima potencia ¡gracias!


Feria de nota alta la que deja Almería. Mejora el aspecto de los tendidos, dos entradas que rozaron el lleno con más de tres cuartos en los tendidos, una media entrada y otra algo más floja, logico con una corrida obsequio de la empresa para los más aficionados. Se antoja un largo invierno, acompañado de rumores en el año en el que la empresa de Óscar Chopera debe renovar el contrato o despedirse de Almería. El tiempo dirá.



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