Repulsión, boicot y ojeriza

Charles Boycott (1832-1897) fue un administrador británico en Irlanda cuya despótica actitud con sus arrendatarios y campesinos motivó que las protestas de éstos ante sus arbitrariedades llevasen al diario The Times a denominar con su apellido la organización de acciones de repulsa y reprobación colectiva. Apunto el dato ahora que el boicoteo está tan a la orden del día en las redes sociales, que se han convertido en plataforma de señalamiento y agitación contra empresas y particulares, las más de las veces por razones de índole política, sin despreciar las motivaciones religiosas, racistas o por las majaderías más inconsistentes. Y llámenme loco, o excéntrico, pero he de reconocer que todas estas apelaciones al rechazo y la ojeriza no sólo me dejan impávido, sino que además acaban provocándome un efecto rebote. Lo digo porque cuantas más veces leo que no hay que ir a ver la última película de Fernando Trueba, más ganas me dan de ir al cine a ver qué tal, a pesar del escaso interés que me depara su obra, por no decir ya la de su hermano pequeño, cuya inutilidad para trasladar a la pantalla grandes historias quedó patente en ese retrato infame que hizo del episodio almeriense de John Lennon. Es cierto que el mayor de los Trueba fue desmedido, descortés y hasta miserable en sus famosas declaraciones sobre España y los españoles, pero tan lamentable es escupir sobre el premio que recibes como orquestar movimientos de repudio colectivo. Y esto que me pasa con los directores de cine españoles me pasa también con los presidentes norteamericanos. No me digan que no es gracioso que los mismos -pero los mismos, oiga- que despotrican contra el boicot a Trueba no duden en propugnar la abominación, el desprecio y esa actitud filonazi camuflada bajo el aséptico nombre de “cordón sanitario”, contra Donald Trump, el multimillonario gañán al que los norteamericanos han elegido libremente como presidente. Lo único malo es que cuanto más oigo a los que critican a Trump, más me gusta el tipo. Y eso me preocupa.