Entre el temor y la esperanza

Un profesional educado en los valores de la civilización europea (moderación, libertad, humanismo, racionalidad) no puede dejar sin comentario el hecho que tuvo lugar ayer. La Casa Blanca cambiaba de dueño. Al hecho trascendental del cambio de presidente se unía la índole moral del nuevo inquilino, un poderosos empresario ineducado, faltón, amante de la verborrea y de humillar al enemigo. Se marcha Obama , primer presidente negro, y llega un huracán con sombrero de ala ancha, poco amigo de artistas e intelectuales. De ahí que abunden las editoriales sobre el temor y la esperanza. Desde ayer, este hombre de setenta años, nacido en Nueva York, es el cuarenta y cinco presidente de Estados Unidos. La naturaleza de la tensión que suscita entre los ciudadanos del mundo se funda en su poder económico, en su falta de experiencia política, en la continua exaltación de los nacionalismos y hasta en la sospechosa amistad con Vladimir Putin. Todavía es pronto para analizar el doble mandato de Obama, sus virtudes y sus defectos, pero puede servir de pauta para organizar lo que esperamos de Trump. Paradójicamente los administrados esperan con alegría que no se cumplan ninguno de los malos augurios que ha ido sembrando en el pueblo americano durante la campaña electoral. Solo así podría pensarse que se mantienen los valores democráticos de los cuales hizo gala el presidente saliente. Por el momento, el señor Trump no hace sino difundir conscientemente frases ambiguas de doble aliento significativo como “ América primero” Como ha escrito Paxton, “ lo que viene ahora después de la inauguración solo podemos inaugurarlo porque no sabemos aún que declaraciones de Donald Triump no significan nada y cuales revelan prioridades serias sobre el futuro” Así que de momento casi nadie podrá aventarse el temor rodeado de una veta de esperanza. En cualquier caso Obama promete intervenir si Trump vulnera derechos civiles y como destacan en primera los principales rotativos, Europa llama a la unidad ante las amenazas del nuevo Presidente USA. Sorprende, en resumen, la ignorancia del próximo presidente sobre la realidad europea así como los múltiples beneficios que acarrea el compartir un mismo espacio transatlántico.