Noticiarios

Kayros
23:50 • 23 feb. 2017

Vive uno diariamente tan ocupado por las noticias pequeñas que resta importancia a las grandes. Una vieja teoría alimentada sin duda por profesores de la antigua escuela ha defendido siempre lo personal y cercano como el sustento de lo estrictamente periodístico. Sin embargo podríamos decir que las nuevas tecnologías de la comunicación están dándole un vuelco a esta doctrina. Para empezar cabría preguntarse hoy dónde está lo cercano dentro del mundo que vivimos. A qué llamamos propiamente globalización. Ayer, sin ir más lejos, conocimos dos noticias de gran trascendencia para el entendimiento y gobernabilidad de la vida humana en el planeta pero, eso sí, envueltas en el cinismo que suele alimentar la información interesada. De un lado las agencias daban cuenta de un hecho horrible que ya nos parece normal. Al menos 74 migrantes subsaharianos fueron encontrados cadáveres en Libia, en la playa de la ciudad de Zauia, a cincuenta kilómetros de Trípolí Se cree que las víctimas del suceso habían fallecido unos días antes en un intento desesperado de llegar a Europa por mar. Un barco cargado de cadáveres estremece a cualquiera pero no así a ciertas autoridades del mundo que rigen nuestros pueblos. Los servicios del pueblo de Harcha entendieron que había que alertar a emergencia, si bien parece que llegaron tarde. No se descarta la acción negativa y destructora de las mafias que son las que haciendo su agosto tras la muerte de Gadafi. Al lado de esta noticia fúnebre hay que colocar también la irracional política de deportaciones masivas de seres indocumentados puesta en práctica por Donald Trump. Según las noticias que nos emiten los periódicos independientes, las nuevas normas de Seguridad Nacional conceden amplios poderes a los agentes federales de migraciones “ para detener y expulsar a los sin papeles a y a todo aquel que tenga antecedentes penales””
Así que vistas así las cosas, no es para entregarse sin freno a la alegría de un mundo más libre y más comunicativo. Algunas voces se oyen desde instancias vaticanas , pero tampoco es para hacerse una sostenida esperanza al otro lado de las fronteras actuales.


 







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