A Ros Mari Cano, baronesa de Mojácar, le encanta andar entre líos

Juan Torrijos
23:36 • 26 may. 2017

Lo mismo la señora Cano está gobernando con mesura y eficacia. Vamos, que lo está haciendo de maravilla para sus vecinos y estos se lo agradecerán en las próximas elecciones con una mayoría en las urnas cercana a los referéndums de Franco en los años sesenta, donde se aceptaba lo que fuera con una aprobación cercana al noventa y ocho por ciento. ¿Será así, señora alcaldesa? La política de Ros Mari Cano en el ayuntamiento mojaquero, para bien o para mal de su pueblo, sus vecinos y su futuro no ha pasado desapercibida en todos estos años: ¡Los líos se le han ido acumulando! Desde el ayuntamiento se han tomado medidas criticadas por el sector más importante del pueblo, el turístico, la última la del paseo marítimo que pone en peligro según la oposición y el sector los chiringuitos de la costa. Antes se metió con las músicas, las fiestas de despedida de solteros, los juegos de mesa en las vías públicas y hasta con las vestimentas que se deben o no se deben llevar en las playas y calles del municipio. Lo mismo lo está haciendo bien, oiga. No lo pongo en duda, pero llama la atención que el resto de la oposición, con todo el sector de la hostelería detrás no esté de acuerdo con las actuaciones de Ros Mari Cano, la baronesa de Mojácar. Lo haga bien o mal, la uno le da la impresión de que a la señora Cano le encanta estar y andar entre los líos políticos y sociales. 
Hay personas que se mueven bien entre las carpas y mejor entre las pirañas. Lo mismo es lo que le ocurre a nuestra alcaldesa, que se siente cómoda entre los problemas y las broncas de la oposición y del sector turístico y hostelero del pueblo. Y si ello le viene bien al municipio y se lo demuestran en apoyos sus vecinos, se puede entender su proceder, en caso contrario habrá que preguntarle por ese enfrentamiento constante que ha venido teniendo con los hombres y mujeres que más están haciendo por el futuro económico del municipio. Un pueblo que fue hace años faro al que mirar y al que acudir en busca de libertad y que se está convirtiendo en un lugar donde la prohibición campa a sus anchas.
No debe ser fácil gobernar y contentar a todos y cada uno de los vecinos de Mojácar, lo entiendo, pero tener a los sectores económicos más punteros en contra, junto a la oposición política, no parece que sea buen referente.







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