Messi, señor de las finales

Conquistó su trofeo 30 como blaugrana. Ha jugado 25 finales en las que ha marcado 26 goles. Ante el Alavés fue determinante

El Barça logra otro título liderado por Messi.
El Barça logra otro título liderado por Messi.
AS
01:00 • 28 may. 2017

Leo Messi, el señor de las finales, volvió a ser determinante en el momento decisivo. Desde el inicio de la final de Copa se vio que Leo tenía las luces encendidas y que no iba a dejar pasar la oportunidad de conseguir su título número 30 con el Barcelona en su partido 700 como profesional.




Por si fuera poco, el Alavés cometió la torpeza imperdonable que ha castigado a tantos equipos: Enfadar al genio, que si ya de por sí es buenísimo, cuando le molestan, es imbatible. Manu García le hizo un par de faltas que Clos Gómez no le señaló, en especial le molestó una en la frontal del área tras un eslalon marca de la casa en la que concedió la ley de la ventaja. Era el minuto 24. Seis minutos después, en la misma zona donde le tumbaron, se asoció con Neymar para dar un pase a la red que suponía el primer gol del partido.




Tras el tanto del Alavés, con el Barcelona alicaído, el ’10’ volvió a liderar el ataque barcelonista y a base de sortear rivales se convirtió en una pesadilla para el Alavés. A Messi siempre le gustó el Calderón, donde ha realizado exhibiciones memorables. En la final de Copa, que coincidía con la despedida del estadio, Leo homenajeó al viejo coliseo del Manzanares.




Ante el Alavés, Messi jugó su final número 25 en la que ha conseguido la brutalidad de 26 goles. Leo, además, ha logrado marcar en cuatro finales de la Copa del Rey (2009-12-15 y 17) quedándose sólo a una de Telmo Zarra, que tiene el récord con cinco finales marcando.




El partido de Messi no sólo fue descomunal en la faceta goleadora, porque además fue el autor de la jugada que valió el segundo tanto al habilitar a André Gomes y realizó la asistencia del tercero a Paco Alcácer tras una jugada de fantasía.




En la segunda parte, lo mejor del Barça, que tuvo momentos de empanada ante el acoso babazorro, volvió a llevar la firma de Leo Messi, que apareció por todas las partes del campo. Realizó jugadas por la izquierda, recuperó balones y reguló el desarrollo de la final a su antojo. Cuando acabó el partido, el argentino se mantuvo en un segundo plano con su familia mientras se preocupaba por el estado del lesionado Mascherano. Su trabajo estaba hecho ya durante los 90 minutos. El Señor de las Finales había conquistado otro trofeo.






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