Puigdemont hoy sueña con la Tercera Vía como salida

A. R. Mendizábal
23:42 • 26 jul. 2017

Una sa­lida ai­rosa, por fa­vor! Por su­puesto, con toda la dig­nidad que me­recen tanto su cargo de pre­si­dent de la Generalitat como el in­menso des­gaste que está cos­tando el ‘procés’. Carles Puigdemont está tan su­mer­gido en la vo­rá­gine de su ob­se­sión con el re­fe­réndum del 1-O que a veces pa­rece que no sabe lo que dice. O dice un día una cosa y casi la con­traria al si­guiente. En las úl­timas 24 ho­ras, ha pa­sado de la in­su­mi­sión más desafiante a un re­pliegue de mo­de­ra­ción ines­pe­rado.
Pero lo que le cuenta este martes en una entrevista a Diego Torres, corresponsal del influyente portal Politico, chirría un poco. Suena a forzado. O como recurso para salir del paso. O a lo mejor es verdad que pide árnica sin que se note mucho. Llega justo tras su hueca y arrogante baladronada a Mathieu de Taillac en Le Figaro de que no aceptará la decisión del Tribunal Constitucional en el caso de que lo inhabilite.
Esa proclama de actuar como jefe de un Estado independiente antes de que ese presunto Estado proclame su independencia fue una muestra más de que el Govern está mareando la perdiz. Ganando tiempo. Jugando infantilmente al ratón y al gato, a ver cómo engaña al Estado, de acuerdo con la famosa frase pueril de Artur Mas. Todas las revoluciones que en el mundo han sido se han hecho y punto. Pero aquí hay avisos diarios de los pasos que se van a ir dando, como para ver si alguien se da cuenta y les echa una mano y les evita el sonrojo de la impotencia.
Ser presidente de una comunidad autónoma y declararse abiertamente en situación de desacato a las Leyes y a los tribunales ya dice mucho del personaje. De los personajes. Lamentablemente para ellos, nadie en el mundo se ha hecho eco de los afanes de los soberanistas. Y cuando lo hacen no olvidan que el independentismo está a la baja en la encuestas, como recuerda Diego Torres. Sólo han podido recoger unas cuantas firmas de famosos y famosillos a favor de lo que Puigdemont llama pomposamente ‘derecho de autodeterminación’.
Claro que existe, pero no es aplicable a Cataluña, como bien saben porque no son tontos. Simplemente, creen que los tontos son los demás y que no saben nada de Derecho Internacional. El magro acopio de firmas internacionales presentado hace horas a favor del referéndum, desde Yoko Ono a Viggo Mortensen, es un chiste: repite nombres que salen una y otra vez, entre ellos estómagos agradecidos como Stoikchov, que como búlgaro a lo mejor tiene sus propios fantasmas de la Taraclia en Moldavia.
Politico describe así la última postura de Puigdement, en contraste con lo que decía ayer: ‘Puigdemont dice que una propuesta de ‘tercera vía’ sin independencia pero que garantice competencias catalanes y solucione quejas como lengua, finanzas, infraestructura y educación obtendría un amplio apoyo en Cataluña. Y en las propias palabras del president: ‘Hay una mayoría de catalanes que respaldarían eso, es obvio, como dicen las encuestas –comenta–, pero también es evidente que tal propuesto nunca ha existido, y que nadie la ha puesto sobre la mesa’.
¿En qué quedamos? ¿No estábamos en que la Tercera Vía ya era algo que era ‘demasiado poco’ y que llegaba ‘demasiado tarde’? ¿Por qué la saca ahora a colación Puigdemont? ¿Por qué no se ha atrevido a presentarla en el Congreso? ¿Por qué simplemente no la ha explicado por televisión a los catalanes y al resto de españoles? ¿Por qué se queja de que no la haya puesto nadie sobre la mesa si podría haberlo hecho él?
La respuesta está en el título de la información de Político: ‘El factor Puigdemont’. Es un texto que personalmente le reconoce a Puigdemont la constancia, la voluntad de ir adelante. No entra en si quiere ser mártir de ‘la causa’, como han señalado muchos otros, ni en otras consideraciones. Pero sí tiene un par de líneas que retratan la fijación del president desde joven: durante los años 90, ‘Puigdemont viajó por Europa explorando las regiones inmersas en sus propias identidades distintivas’. Esos viajes fueron a ‘Tirol del Sur, Cerdeña, Flandes, Occitania, Córcega’. Unas vacaciones muy estimulantes. Vacaciones de estudio.
Hay otra fase de Puigdemont a Politico que pretende ser de un estadista pero que está totalmente alejada de la realidad, por no decirlo de manera más cruda: ‘Contemplamos el Estado catalán como un instrumento para servir mejor los intereses de nuestros ciudadanos no como un fin en sí mismo’. Si eso fuera verdad, ¿cómo es que desde que asumió el cargo su Govern se ha ocupado nada más que del ‘procés’, con olvido absoluto no ya de los no independentistas, sino de los servicios sociales, etc.?







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