Un antes y un después...

La Cultural de Rubén de la Barrera llegó al Estadio Mediterráneo con la lección bien aprendida. La llegada de Sulayman ha hecho que el Almería actual alcance sus mayores cotas de equilibrio gracias al perfecto funcionamiento de los dos pivotes del equipo.

Desde el primero momento se puso de manifiesto que los leoneses venían a romper la sincronización de los engranajes de la sala de máquinas local.

Para lograrlo Ibán Salvador realizó una obsesiva búsqueda sobre Sulayman tratando de provocar al rojiblanco. Lo logró bien pronto ya que en el minuto 12 el gambiano ya estaba amonestado y a partir de ese momento sus intervenciones se vieron condicionadas.
Además sometió a una vigilancia feroz a Rubén Alcaraz ante la complacencia del trencilla.  

Así las cosas estaba claro que la eficacia de los de Lucas Alcaraz quedaba condicionada por las apariciones de Pozo. Y así fue. El malagueño volvió a demostrar que es la ley en el ataque de los suyos. Genial jugada con amagos y quiebros hasta que vio el hueco para servir a Gaspar que no perdonó con un gran remate.

El gol de la Cultural puso en peligro el triunfo local con media hora de partido por disputarse. Era el momento de apretar los dientes y sufrir. Los de Alcaraz supieron hacerlo y padecer el no haber sentenciado a la contra. Si el Almería no tuvo que remar contra corriente desde el inicio fue gracias a René que detuvo un penalti a Rodri. Y el cancerbero volvió a ganarse a la grada salvando un remate a bocajarro de Rodri en el tramo final. Pero los locales lograron que no pasaran cosas y que los tres puntos se quedaran en casa.