Carta a Gabriel, por Cristóbal Cervantes

`Habríamos ido a mi Garrucha y tú me habrías llevado a Las Negras a mirar el Mediterráneo y que me contaras tus sueños`

Gabriel Cruz Ramírez, en una de las imágenes difundidas tras su desaparición.
Gabriel Cruz Ramírez, en una de las imágenes difundidas tras su desaparición. La Voz
Cristóbal Cervantes
01:00 • 13 mar. 2018

Gabriel, te escribo unas letras sabiendo que a estas horas recibes el cariño de Almería entera en un Patio de Luces que hoy es de luz. De tu luz. ¿Sabes que tu madre nos dijo que tú eres un niño de luz? Yo sé que esa luz no se va a apagar nunca porque, como leí en LA VOZ DE ALMERÍA, siempre te querremos. Siempre. Pero quiero ser sincero contigo. No te voy a engañar porque sé que no te gustan las mentiras. Me has dejado, como a tantos almerienses, solo y triste. Solo, fíjate lo que son las cosas, desde el día que te escondieron en La Cañada de la Soledad, en Rodalquilar. Y triste porque no imaginas cuánto me habría gustado conocerte y tirarnos las horas vivas hablando de nuestra pasión por el mar y los peces. Gabriel, habríamos ido juntos a mi Garrucha y, seguramente, tú me habrías llevado a Las Negras a mirar el Mediterráneo y a que me contaras tu sueño de ser biólogo marino cuando fueses mayor. Oye, ¿tú que sabes identificar cientos de peces, cómo no descubriste que tenías cerca a una rata? Una rata marina. O quizás sí. Perdón, ya lo sé. Tengo que pedir disculpas a tu madre por esta pregunta pero, además de solo y triste, hoy siento mucha rabia y la rabia nos lleva a preguntar lo que no debemos




Quiero decirte algo que estoy convencido ya sabes porque has tenido ocho años para comprobarlo. ¡Tus padres te quieren un montón! A tu madre se le iluminan los ojos diciendo que eres un niño muy bonito y tu padre dice que vas a volver. Hoy has vuelto, pero no como soñábamos todos, pero has vuelto para quedarte para siempre porque mientras alguien sea recordado y querido, nunca se irá del todo. Sí, me he puesto muy serio, lo sé. ¡Con lo que a ti te gusta sonreír!




Y hablando de “recordar”, verbo que en el cole enseñan que es de la primera conjugación, me gustaría mucho que tu colegio se llamara 'Gabriel Cruz Ramírez', como tú. Y con un 'pescaito' en la fachada junto a tu nombre. Estaría guay. ¿No?




Termino esta carta dándote las gracias por tanto amor y tanto cariño. El que tú has generado en el corazón de tanta buena gente.




Gracias, querido Gabriel. 







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