Anuncios y buenas prácticas

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, acaba de suscribir un acuerdo con una veintena de medios de comunicación andaluces, entre los que se encuentra LA VOZ DE ALMERIA, para suprimir los anuncios de contacto en aras de lo que en el alambicado lenguaje formal de la Junta se llama ahora “buenas prácticas publicitarias”. En el último debate sobre el estado de nuestra comunidad, la presidenta se comprometió a retirar la publicidad institucional en aquellos medios que siguieran incluyendo dichas inserciones que según el Gobierno autonómico atentan contra la dignidad de la mujer. Y claro, por mucho que el refranero español haya asentado algún mito erróneo sobre la capacidad de tracción de las glándulas mamarias, la carreta publicitaria de la Junta no es precisamente un asunto despreciable. En todo caso, hay que saludar la medida como un acierto colectivo sin matizaciones, porque detrás de cada mujer arrojada al penoso mundo de la prostitución hay un drama de largo recorrido que iniciativas como la acordada pueden contrarrestar. Y no sólo es bueno, sino también necesario, que se den pasos concretos en la constante lucha por evitar que las mujeres sufran desamparo, discriminaciones y desigualdades. Pero además de eso, sería sensacional que la Junta de Andalucía aplicara en su gestión cotidiana toda la prosopopeya que gasta en los discursos y en los actos solemnes. Por ejemplo, podría corregir el desequilibrio entre hombres y mujeres directivos del Servicio Andaluz de Salud,  porque aunque siete de cada diez trabajadores en el SAS son mujeres, de las 48 gerencias, sólo 16 de ellas (un 33%) están regentadas por féminas. Son datos que ha ofrecido recientemente el sindicato CSIF, que califica esta desproporción como algo discriminatorio. Ojalá las buenas prácticas no se queden tan sólo en los anuncios y se pase también a los hechos.