Warhol tenía razón

Luis del Val
01:00 • 30 ago. 2015

Cuando Warhol aludió a los 15 minutos de gloria en la televisión, como aspiración colectiva, se adelantó a su tiempo, porque entonces, ni siquiera en Estados Unidos, se había convertido en la referencia de una sociedad. Eran tiempos en que una crítica adversa del New York Times obligaba a suspender una obra recién estrenada en Broadway, pero ahora, si la crítica es demoledora, el efecto queda neutralizado. 
En la historia de la crónica negra eran raros los asesinatos en directo en un programa de televisión, que, por otra parte, es el sueño de un idólatra del share. Pero lo más insólito no es el crimen "en vivo y en directo", sino la grabación de la acción por el propio asesino.
   No hace mucho, un amigo me contó su experiencia de contemplar, en un accidente, cómo la mayoría se dedicaba a auxiliar a las víctimas, mientras unos pocos se dedicaban a grabar. Mucho me temo que, dentro de poco, la inmensa mayoría se dedique a tomar imágenes, mientras dos o tres pringados se dediquen a ayudar. Cuando la fascinación de algo llega a los asesinos es que no hay camino de retorno. “No asesines en la clandestinidad: grábalo”, podría ser el santo y seña de los próximos crímenes. 







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