Industrias en Alborán

Carbonería, salazones y un tranvía aéreo

Alfonso Viciana, Alfredo Valdivia y Marisa Andrés, en el Archivo Histórico.
Alfonso Viciana, Alfredo Valdivia y Marisa Andrés, en el Archivo Histórico.
Manuel León
01:00 • 09 oct. 2015

Ahí están los planos, las memorias justificativas y los presupuestos; ahí están los alzados, la planimetría y el sueño de Francisco Govantes y Marco desparramado en esos viejos papeles macilentos y arrinconados en el Archivo Histórico Provincia que ayer volvieron a salir a flote.

El promotor, un ingeniero trotamundos afincado en Almería que encontró la muerte en los primeros días de turbas callejeras de la Guerra Civil, se le ocurrió hacer de la Isla Alborán un emporio industrial. Era 1910 y Govantes presentó en la Jefatura de Obras Públicas de Almería diversos proyectos para obtener riqueza de ese lugar yermo: una almacén de carbón, una fábrica de  salazones, casas para los obreros y ¡un tranvía aéreo!. Todo bien planificado y presupuestado con un estipendio de 104.000 pesetas, ni más ni menos.

El proyecto industrial en ese enigmático islote almeriense con forma de caballito de mar ha sido expuesto como documento del mes en el Archivo Histórico. El delegado de Cultura, Alfredo Valdivia, indicó que “este expediente es un ejemplo de los intentos que hubo por generar ingresos en una época en la que había tanta necesidad”. la directora del Archivo, Marisa Andrés, también ha recordado que la Isla de Alborán, ubicada en el Mar Mediterráneo a mitad de camino entre la provincia de Almería y la costa norte de África, tiene una extensión de 71.200 m2 y depende administrativamente de Almería al igual que el faro que en ella se encuentra, que está adscrito a la autoridad portuaria de esta ciudad. Además de un cementerio, en ella únicamente existe un faro para señales marítimas y un destacamento militar permanente de la Armada Española para control y protección de la misma que en los años 60 de ese siglo el Ministerio de Defensa estableció en la isla. 

El Documento del Mes consiste en exponer al público en una vitrina un documento representativo de la historia almeriense, de los muchos existentes en el centro y que va cambiando mensualmente, acompañado de otra información que lo ilustre.




Aventurera idea
Esclareció los detalles de esta aventurera idea insular el doctor en Historia Alfonso Viciana quien indicó que “la Isla de Alborán está rodeada de un halo de misterio, llena de anécdotas, mitos y leyendas”. Explicó que el plan industrial de Govantes se basaba en ese momento en el fomento de la pesca industrial en esa zona del Mediterráneo, disponer de un lugar de repostaje de carbón en un área de gran tráfico marítimo y dar uso a unas rocas que, según el peticionario “no servían para nada”.

Toda esta suerte de ingenios fabriles se sumaría, en la imaginación de Govantes, al edificio y faro ya existentes, al pequeño embarcaderos y a la instalación telegráfica.

La sociedad minera Los Lobos Marinos -precisa Viciana- interpuso una reclamación en contra de la propuesta de Govantes, alegando ser propietaria de una concesión minera en la isla para la extracción de esmeril, un mineral utilizado para dar brillo a diversos. Así, Alborán quedó como lo que es: el más fértil caladero de marisco de la provincia.










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