2-0: El Valencia se complica los octavos...

... y Nuno, el puesto en el banquillo

Hulk intenta marcharse de Rubén Vezo.
Hulk intenta marcharse de Rubén Vezo.
AS
20:09 • 24 nov. 2015

El Valencia se complicó en San Petersburgo su pase a los octavos de final de la Champions. Nuno, su ser y estar en el Valencia. El resultado fue lo de menos. Lo de más, lo peor, las sensaciones. De nuevo insípidas. Otra vez sin reacción. No levanta cabeza el proyecto de Lim, que esta noche mirará con fervor el partido entre el Lyon-Gante deseando que no ganen los belgas, porque en caso de hacerlo, el Valencia dejará de depender de sí mismo en la última jornada.




A Nuno últimamente no le sale ninguno de los planes con los que prepara los partidos. Lo de Vigo fue la excepción que confirma la regla. En San Petersburgo la causa fue su endeblez defensiva y el efecto, el gol de Shatov. En sólo 15 minutos, por el aire el plan de contención vía posesión. Entre Hulk y Shatov le pillaron la espalda a Vezo y Abdennour, y el ruso no perdonó. Lo peor es que ni mucho menos fue esa la última vez que la zaga blanquinegra hizo aguas, sobre todo por la banda de Cancelo, quien a los 20’ ya era aspirante destacado al galardón del ‘Vaya Día’.




Con el 1-0, el Zenit de Villas-Boas tenía el partido donde quería. Lo del Valencia era mucho pase en corto para no perder la pelota y algún balón cruzado por arriba que eran como regalos de cumpleaños para Garay y Lombaerts. Con ello el Valencia mostraba menos hambre ofensiva que un niño ante un plato de guisantes. De hecho, fueron Danny y Witsel, sobre todo éste último que falló a bocajarro ante Jaume, los que tuvieron a tiro ampliar la ventaja del conjunto ruso.




El Valencia no disparó a portería hasta que en el 27’ lo hizo desde lejos Rafa Mir, que debutó en la élite a sus 18 años. El canterano fue la sorpresa con la que Nuno solventó sus bajas ofensivas y cuya titularidad bien puede tomarse como un aviso para De Paul y Santi Mina. Cada uno de ellos que lo entienda como quiera.




Disparo de Mir aparte, el primer chispazo de peligro real lo tuvo Alcácer, que al filo del descanso llegó forzado a rematar en el área pequeña ante el desquicio en la banda Nuno. El Valencia por fin había entendido que si quería mirar a los ojitos al meta Lodygin su forma de llegar debía ser con el balón a ras de césped y la profundidad de André Gomes. Fue así como llegó el gol de Santi Mina, anulado correctamente por fuera de juego. Pero Danny se encargó de que ni esa acción sirviera de acicate a los de Nuno. El portugués convirtió en títere a cada uno de los blanquinegros que se le pusieron por delante en su carrera y le dijo a Dzyuba: “Anda, mételo tú”. Preocupa lo del Valencia. Mucho. Sus males van más allá de estar o no en los octavos de final.






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