El secreto del éxito

Antonio Alvarez
01:00 • 30 nov. 2015
El secreto del éxito es una incógnita insondable, sinceramente nadie sabe como rebosan activos en muchos balances cuadrando hasta las ‘cuentas de la vieja’. Si todos tuviéramos la clave y contraseña del hit esto sería un festival permanente, “la orgía perpetua” de Vargas Llosa. Como dice el castizo, “pa que haya ricos hay pobres”, aunque una sociedad avanzada debe poner medios para que la dignidad humana no se mida por los dígitos en el número de cuenta corriente. Para el impresentable candidato republicano Donald Trump el lema “go big or go home” es su fórmula intransferible. Desde su atalaya de multimillonario reaccionario, bestiario y clasista, este payo Donald hace pagar a más de un inmigrante su despótica visión de la vida y anda henchido ante las encuestas que le son favorables. Ahora los famosos emergen en internet, se fabrican en You tube. Leí que los youtubers son una tribu que mueve masas, colgando básicamente estupideces que buscan la risa tonta y nimiedad mental. Sondeando a algún adolescente, he visto que no es moco de pavo el tema. En fin, no tengo tiempo para ir barriendo la red, y supongo que algún lúcido habrá. Entre esos intranscendentes están Wismichu o un tal Aless Gibaja, no tienen desperdicio estos charlatanes de lo absurdo. En la política nacional, el éxito puede ser una arma de doble filo. ¿Recuerdan a Rosa Díez? La política mejor valorada del país según el CIS, hoy flor de ayer: murió de éxito. A Rivera el ‘guaperas’, descentrado de plató en plató abogando por la centralidad, el ‘pesetas’ Monedero le ha lanzado un golpe soez insinuando que va puesto de coca. En fin, el politólogo y su dinero venezolano se retratan, con su papá en Vox, demuestra un pelaje rastrero, totalitario de puño cerrado en mano izquierda y mano abierta en la derecha, en ese rollo literario ‘hideputero’ tan de Quevedos y Cervantes. El éxito en la televisión sonríe a Norberto también, más conocido como Bertín. Este limitado cantante, golfo oficial durante décadas (como Sabina, pero sin lírica), presentador de programas algunos de dudoso gusto, anda corneando las audiencias haciendo honor a su apellido Osborne: el toro. Inesperado el boom de En tu casa o en la mía, por donde han pasado sus amiguetes, y ahora los primeros espadas del ruedo ibérico, que se dan leches por estar. Pedro Sánchez se enjugó el miércoles, pronto caerá Mariano, error si vetan a Pablo... Conversar, escuchar y no gritar son los verbos que ha conjugado este ‘macho’ de altura: diana de filias y fobias. El secreto de su éxito tenía firma de sofá Chester, pero Risto Mejide tan iluminado y soberbio salió rana. Busquen, comparen y si encuentran algo mejor, al toro.






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