Dulce triunfo del FC Barcelona

El FC Barcelona afrontaba el choque con la necesidad de ganar para mantenerse en la pelea por la Liga con el Madrid pero también con la de reservar hombres para afrontar esa batalla -que se avecina larga- con oxígeno hasta el final. Y Luis Enrique pensó que la solución estaba en reservar a todas sus vacas sagradas, exceptuando a Leo Messi. El partido le dio la razón a Luis Enrique porque el argentino se encargó de hacer lo más difícil: abrir el marcador. Podía haber sido cualquiera de los que tenían una importante ocasión para brillar, como Arda, Alcácer o Denis, pero lo consiguió el de siempre. Los aficionados se lo agradecieron enseñando su camiseta al mundo, como él hizo el domingo cuando marcó el gol de la victoria en el Bernabéu.

Una vez superado ese trámite, el interés del partido se centró en ver cuál de los no habituales lograba reivindicarse. Los ojos estaban puestos, sobre todo, en André Gomes y Arda Turan. El gol del portugués no hacía más que ratificar que el partido estaba hecho para ver a Osasuna condenado y con la única intención de no salir abochornado del Camp Nou pese a la entidad del rival y las muchas bajas en sus filas. De hecho, el gol de Roberto Torres en la reanudación le metió en el espejismo de estar en el partido. Acertó el pamplonés en el disparo, aunque Ter Stegen ayudó acompañando la pelota hasta el fondo de la red.

Más goles
Tuvo el Barcelona ganas de hacer olvidar la acción rápidamente. Piqué fue consciente y en dos saques de esquina estuvo a punto de marcar. La primera se la sacó un defensa y la primera se fue al palo. Lo bueno para él es que volvió a aparecer André Gomes para hacer su doblete particular y cambiar el gesto torcido que tuvo en muchos momentos. Messi se encargó de sentenciar el choque en una de esas jugadas en las que se perfila hasta que encuentra el momento de pegar la bola con su pierna izquierda. Era el 4-1. Alcácer, con doblete, y Mascherano, que marcó de penalti, firmaron la goleada de la jornada en Primera.