Los equipos modestos también tienen su momento de gloria

Y ha vuelto a pasar: el Fuenlabrada está a punto de eliminar al Madrid, el Lleida elimina a la Real y el Formentera elimina al Athletic de Bilbao. Y vuelta la burra al trigo con los tópicos: “Ese entrenador no vale”, “esos futbolistas no merecen el escudo que representan”, …

No hace mucho, al hablar de los problemas del Almería, decía que los futbolistas no creían en lo que hacían y eso generaba un estado de ánimo frágil, que se venía al suelo en cuanto llegaba algún contratiempo, lo que les hacía deambular por el campo, sin otro fin aparente que el deseo de que aquello terminara cuanto antes.

Todo es fruto de la “motivación”, “… que es la decisión de hacer algo con interés”. En fútbol, la motivación tiene que ser el deseo de ganar, de superar al contrario, convencido de que las armas de que dispone el equipo son las necesarias para conseguirlo. Esa motivación se activa si el objetivo que pretende conseguir el equipo es alcanzable y merece la pena luchar para conseguirlo; y no se activa si el objetivo es demasiado fácil o demasiado difícil. Supongo que esos equipos de primera, al enfrentarse con otros de 2ªB, ven el objetivo demasiado fácil y no se motivan lo necesario. El más débil, en cambio, tiene su motivación a tope y sueñan con dar la campanada ante un grande.

Me figuro, yo lo viví en mis carnes, con el Linares eliminamos al Real Oviedo en su campo una temporada que al final subió a primera bajo las ordenes de Vicente Miera, que esos equipos, después del partido de ida, pensarían que “…no es tan fiero el león como lo pintan” y se mentalizaron para convertirse en “LO PINTAN”; enhorabuena a los equipos modestos que tienen su momento de gloria.

Desde esta parte del mundo, por el bien de nuestro deporte rey.