"Aquí venimos a ser felices y a hacer felices a los demás"

Se conocieron a través de la Cruz Roja y hoy están más unidos que nunca

Andrés y Mari Paz observando algunas de sus fotografías favoritas; una de las aficiones que comparten.
Andrés y Mari Paz observando algunas de sus fotografías favoritas; una de las aficiones que comparten.
Cristina Da Silva
19:43 • 16 dic. 2017

Mari Paz y Andrés (nombre ficticio) viven juntos desde hace casi 5 años, cuando se embarcaron en la aventura de la acogida. Ella es maestra en un centro educativo de Roquetas en el que muchos alumnos provienen de entornos desestructurados.




“¿Cómo ayudar?” fue la cuestión la sacó de su butaca de espectadora. Tras asistir a una charla sobre el programa de acogida de Cruz Roja, decidió apuntarse. “El proceso no fue difícil. Me pidieron pocos papeles y en seguida realizaron la valoración de idoneidad con la que encuentran a las personas que casan bien”.




Empezaron viéndose una tarde a la semana y luego dos o tres, hasta que Andrés pasó el primer fin de semana en casa en el mes de diciembre. “En Nochevieja fuimos a Málaga, donde vive mi familia, y los presenté a todos”.




Convivencia
A partir de febrero de 2013, Andrés se instaló de forma permanente en el domicilio de Mari Paz, donde continuará, como mínimo, hasta cumplir los 18 años. En un gran número de casos, el acogimiento perdura alcanzada la mayoría de edad.




El cambio fue abismal para ambos. “Yo estaba acostumbrada a vivir sola y no había hecho el curso de madre. Sigo equivocándome unas veces y acertando de casualidad otras, pero pienso que lo que estoy viviendo no es tan diferente de tener un hijo propio porque, para mí, Andrés es mi hijo”, señala Mari Paz.




Andrés guarda una buena relación con su madre biológica, a la que ve con frecuencia. “Tiene dos madres que se preocupan por él y eso es lo que importa”, especifica Mari Paz. Y es que “las familias pueden adoptar muchas formas, pero el caso es que siguen siendo familias”. 




“Yo pensaba a menudo en cómo sería vivir en una casa, pero no me lo imaginaba realmente”, explica Andrés. “Por ejemplo, en el centro en el que estaba, echábamos la siesta de cuatro a cinco o salíamos al parque de cinco a cinco y media… Había horarios para todo. En ese sentido, una familia es más flexible”.




“Además, allí convivíamos niños de edades muy distintas y los educadores iban y venían porque cada uno tenía su turno y a veces cambiaban de centro. En una familia vives siempre con las mismas personas”, apunta.


Adaptación
Mari Paz recuerda detalles de sus primeros días juntos, como cuando al mostrarle su habitación él preguntó: “¿Es sólo para mí?”. “Al principio le costaba dar y recibir cariño, como besos y abrazos, pero ahora es incluso más empalagoso que yo”.


Andrés, por otra parte, habla sobre cómo han variado sus cumpleaños: “Yo antes no había invitado nunca a un amigo para celebrarlos”.


Tampoco estaba acostumbrado a las reuniones familiares: “Cuando llegamos a Málaga esa primera Nochevieja, había como 60 personas, un montón de primos…”, comenta. “Desde el día cero se convirtió en un García más. Le hicimos su carné y todo”, añade Mari Paz sonriente.


Conforme avanzan los años, se conocen cada vez mejor. Comparten curiosas aficiones y comienzan a asemejarse incluso en los gestos. “Cuando vamos a comprar, la carnicera siempre me dice ‘hay que ver lo que se parece a ti, Mari Paz’. Será por aquello de que todo se pega”.


Descubrimiento
No quedan atrás los viajes: “Hemos ido a Marruecos, a Bélgica y por España”, cuenta Andrés, que espera que uno de sus próximos destinos sea Florencia.


Ya baraja opciones de cara al futuro: “Me gustaría irme a vivir a Bilbao o alguna ciudad del estilo porque prefiero el clima de esa zona; aquí no llueve nunca. Y querría meterme al Cuerpo de Policía Nacional. También he pensado en hacer algo de Bellas Artes, pero hay que ser muy bueno para poder vivir de eso”.


Uno de los proyectos que ambos se han propuesto a corto plazo es trasladarse a Málaga, donde se encuentra el resto de la familia.


Para Andrés resulta más sencillo hablar del futuro que sobre algunas experiencias pasadas con cuyo recuerdo se emociona. Sin embargo, no omite aludir a estas últimas.


Aun debiendo esforzarse para poder hablar de ellas, el posterior centelleo en sus ojos revela la alegría que hoy siente. Y evidencia también sus ganas de transmitirla a quienes se hallen en una situación similar: “Ha sido muy positivo; merece la pena. Yo lo recomiendo”, afirma con contundencia.


Mientras lanza este mensaje, muestra el álbum de fotografías y recortes que Mari Paz le regaló antes de que se viesen en persona por primera vez. Él, por su parte, confeccionó un gran collage en cartulina para darle a conocer su mundo.


En uno y en otro se aprecian imágenes de familiares, amigos y espacios importantes en sus vidas, junto a recortes y dibujos sobre sus respectivos gustos. Hoy atesoran recuerdos comunes que, lejos de desvanecerse, los mantendrán unidos como lo que son: una gran familia.



Temas relacionados

para ti

en destaque