Vícar

“La echaron y le hicieron sentir que no valía nada”

Una joven con parálisis cerebral fue vetada como vocal en una mesa electoral de Vícar por otros miembros

María Luisa, a la derecha, con su madre y su hermana.
María Luisa, a la derecha, con su madre y su hermana.
Eva de la Torre
17:24 • 29 jun. 2016

Se llama María Luisa Ruiz, tiene 18 años y estaba ilusionada por tener ya la edad para votar. Cuando en mayo le llegó la notificación de que había sido nombrada como primer vocal de una mesa electoral, le invadió una mezcla de nervios, alegría y satisfacción. María Luisa tiene parálisis cerebral, lo que no le ha impedido aprender a leer y a escribir, y, sobre todo, a entender cuando es víctima de discriminación.




Y esta es la causa que le ha llevado a presentar una reclamación ante la Junta Electoral Central, ya que el domingo 26 de junio, después de acudir a la cita en el Pabellón de Deportes de Las Cabañuelas, en Vícar, no pudo desempeñar la tarea encomendada porque otros miembros de la mesa consideraron que no estaba preparada y que su discapacidad le impedía ejercer como vocal.




En aquel momento, Ana Rodríguez, la madre de María Luisa, no sabía muy bien qué podía hacer por lo que, al final se marcharon.




Reclamación
En el escrito presentado ante la Junta Electoral, tras explicar que “Maria Luisa estaba de primera vocal y antes de que se sentara, la segunda vocal le dijo que se marchara y en su puesto se colocó al suplente”, se afirma que “nosotros, sin conocimientos de que se podía reclamar en ese instante nos fuimos a casa con María Luisa llorando, ya que la echaron y le hicieron sentir que no valía nada”.




Lo cierto es que, incluso pasados ya tres días de lo sucedido, María Luisa se entristece al recordar lo ocurrido. “Me hacía mucha ilusión”, declara la joven que, además, desde que recibió la notificación de que había sido seleccionada para participar como vocal, había estado “ensayando en casa para poder hacerlo bien”, comenta.




En principio, según su madre, la tarea que debía desempeñar era muy fácil “solo tenía que ir subrayando los nombres de las personas que se acercaran a votar”.




De nada le sirvió los ejercicios hechos en casa, ya que, desde la mesa se consideró que era mejor que se quedara el suplente. En el colegio electoral estaba Clementina Ortiz, concejal de Vícar, y aunque no presenció el momento en el que le dijeron que no podía ejercer de vocal, sí tuvo después conocimiento de lo ocurrido. “No presencié lo que pasó, pero luego hablé con la familia y la madre me dijo que María Luisa tenía mucha ilusión”.




Todo el día
 Según explica la concejal, “los miembros de la mesa me comentaron que la habían visto que iba lenta y que había que estar todo el día, por lo que, en algunos momentos, podía ser complicado”. Ortiz recuerda que en principio la madre no puso reparos, “fue después, cuando vio que se iba llorando cuando acudió a mí”, momento en el que la concejal le señaló su derecho a reclamar.


En la reclamación presentada ante la Junta Electoral Central, la joven pide una explicación del motivo por el que le echaron de la mesa, “si la segunda vocal no tenía ningún derecho de echarla”.


Tanto la madre de María Luisa como la hermana de ésta, Silvia Ruiz, no solo lamentan lo ocurrido por el daño que causado a su familiar, sino que critican el doble leguaje que utiliza la sociedad. “Todo el mundo habla de los derechos de los discapacitados y de todo lo que se hace por su integración en la vida cotidiana, pero a la hora de la verdad, lo que ocurre es que se cae en la discriminación”, exclama Silvia sin ocultar su enfado.



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