“Nunca pensé que se cerraría la línea de ferrocarril”

El último jefe de estación de Zurgena recuerda los años previos al adiós del tren en el Valle

Luis García posa en la rehabilitada estación de la Renfe de Zurgena, donde ejerció.
Luis García posa en la rehabilitada estación de la Renfe de Zurgena, donde ejerció.
Guillermo Mirón
22:22 • 28 jul. 2014

En el año 1984 el paro afectaba al 17% de la población española y los titulares hablaban del que fue el primer trasplante de hígado en nuestro país como punto de partida para avances inimaginables en medicina. En el ámbito internacional, el hambre golpeó África. Comenzaba la hambruna responsable de la muerte de un millón de etíopes.





Mientras tanto, otro suceso cambiaría ese año la historia reciente del Valle del Almanzora. El último día de 1984, un frío lunes 31 de diciembre, la línea de ferrocarril Guadix-Almendricos que cruzaba la comarca vio pasar su último tren. Luis García Sánchez (76 años), último jefe de estación de Zurgena, no se creyó hasta el último segundo de ese día que las advertencias se cumplirían. “Antes del cierre la Renfe me mandó un escrito para escoger trabajar en otros puntos de la zona. No quise solicitar nada. Pensé en seguir haciendo presión. Nunca pensé que se cerraría la línea”, recuerda emocionado. Fue una de las personas -no fueron muchas, según cuenta- que protestaron contra esta decisión.





“La gente pensaba que no les iba a afectar y que a los únicos que les afectaría era a los ferroviarios. Todo lo contrario”, sentencia. Y con razón. Él prosiguió con sus funciones como ferroviario en lugares como Lorca o Cartagena hasta cumplir 40 años en la empresa. El Valle no ha vuelto a ver pasar un tren desde que dejó escapar el último.





Proyectos futuros




Sin embargo ahí quedan las vías, puentes y estaciones que guardan parte de su historia. Un patrimonio que la Mancomunidad comarcal y los municipios quieren recuperar con proyectos como el de la Vía Verde del Almanzora. También Zurgena alberga estos días un campo de trabajo sobre un futuro museo del ferrocarril. Proyectos que Luis García cree que serían “históricos” para un Valle que busca en el turismo un salvavidas que reflote su economía.





Con uniforme y la característica gorra de ferroviario, Luis ha visto en las inmediaciones de las vías despedidas de todo tipo. Jóvenes que marchaban a la universidad, al médico, a la mili; familias sin billete a las que ayudó a montar... Anécdotas de todos los colores. Incluso con ministros. “Un diputado de Zurgena me llevó a ver al ministro de Transporte, Enrique Barón. No sabía si los ministros eran de carne y hueso -bromea-. Coincidió que cada uno pedimos un tipo de consumición diferente. Le dije que el cierre no tenía sentido. Él dijo que no había viajeros, que la gente cogía el taxi... Yo le reclamé un buen servicio porque había dos trenes y siempre completos. Le dije que si el bar hubiera tenido sólo café, habríamos pedido el café y los demás nos habríamos ido a otro bar”.





Una moraleja que el ministro no extrajo  o no le interesó extraer entonces, cuando el buen ambiente reinaba entre los trabajadores de la Renfe “desde Zurgena hasta Caniles”, rememora. “Era algo familiar”. Quizás la primera piedra de lo que hoy es el Valle del Almanzora compuesto por pueblos desde Alcóntar hasta Zurgena.





Preguntado por su mayor satisfacción en el día a día como jefe de estación, confiesa que era “ver que cuando había terminado la jornada, si había sido un  día bueno con una recaudación superior es cuando más gusto me sentía”. Una frase que podría llevar a engaño sin la posterior aclaración. “Me daba l


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