Almería pierde casi 300 oficinas bancarias en una década

De las 722 que sumaba la provincia antes de caer Lehman Brothers ahora quedan 460 despachos financieros

Una entidad  financiera de las muchas que poblaban antes en mayor medida que ahora el Paseo de la capital almeriense.
Una entidad financiera de las muchas que poblaban antes en mayor medida que ahora el Paseo de la capital almeriense.
Manuel León
01:00 • 28 mar. 2017

Cuando Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión americano, hizo crack en 2008,  la provincia de Almería sumaba más de 700 oficinas bancarias operando en sus calles y plazas. Hasta esa tarde septembrina - paradigma de la crisis que vino después- hace ahora nueve años, las entidades financieras habían ido poco a poco asaltando la provincia con nuevas sucursales.


Lo habitual era ver como una antigua tienda de ultramarinos, una papelería o una ferretería de barrio, se convertía de la noche a la mañana en un nuevo bufete financiero.


En cada esquina, en cada soportal, emergía una nueva entidad con cristales reforzados y publicidades con ofertas agresivas en créditos o planes de pensiones. Llegaron a abrir en esta plaza entidades exóticas para el mercado financiero almeriense como el Banco Guipuzcoano, el Banco Gallego o Caixa Galicia.




Había crédito a mansalva a empresas y partículares, la economía bullía y la promoción inmobiliaria, los proyectos de campos de golf, los nuevos residenciales turísticos desde Terreros a Adra aparecían como setas.


La provincia llegó a sumar en mayo de 2007 un portfolio de 722 sucursales, de ellas más de 500 en la provincia y 200 en la capital pertenecientes a una veintena de entidades financieras.




El crecimiento de fincas hipotecadas, rústicas y urbanas era de porcentajes del 100% y a ello se sumaba tambén el negocio de las remesas de los emigrantes y de los jubilados europeos.


Se acabó también, en esas fechas, el concepto de banco de toda para vida y la migración y promiscuidad financieras de empresas y particulares fue mayor con el notable incremento de oferta de bancos y cajas de otras regiones. Se hablaba también en esas fechas del banco andaluz de cajas que no llegó a cuajar.




Sin embargo, tras la primera señal de alarma llegada de Wall Street -como el primer aviso de que un trozo de hielo había trepanado el casco del Titanic- las entidades financieras se pusieron en guardia por si tenían que empezar a saltar del barco, y desde entonces el número de sucursales, en un goteo continuo, ha ido perdiendo agua. De  las más de 700 oficinas que había en esas fechas de beneficios empresariales y PIB por encima del 5%, se ha pasado a 460 a cierre de 2016, es decir 260 menos, según datos del Banco de España.


No es una tendencia que haya afectado solo a la provincia del indalo: Andalucía ha vuelto a perder el 5,6% de sus surcusales  hasta registrar 4.605. Por provincias, 940 se ubican en Sevilla, 829 en Málaga, 598 en Granada, 503 en Córdoba, 500 en Cádiz, 486 en Jaén, 460 en Almería y 289 en Huelva.


Efecto  acordeón
Almería es la penúltima, siendo de las tres primeras que más ha encogido su oferta de oficinas quizá porque también fue de las que más estiró su número en época de bonanza. Qué ha pasado en Almería,entonces, con ese paisaje perdido de grandes cristaleras ahumadas en las fachadas de sus municipios. A simple vista, muchos de esos inmuebles se han reconvertido en otro tipo de negocios en boga como los de telefonía móvil o telecomunicaciones en general.


Los servicios de banca electrónica, la  fusión entre entidades, la reorganización y el sanemiento del sistema financiero con la intervención del Banco Central Europeo ha sido clave en este redimensionamiento de las oficinas bancarias para evitar duplicidades y simplificar procesos.



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