Dos fotos: de la tortilla al banquillo

Ha pasado toda una vida desde la famosa foto del llamado “Clan de la tortilla” a la imagen reciente de medio Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía sentado en el banquillo. Se nos ha pasado una existencia entera desde que se tomó aquella estampa campestre y juvenil en blanco y negro en la que aparecen quienes años después formarían el núcleo duro del socialismo español, hasta ver la imagen demoledora de medio Gobierno de la Junta de Andalucía sentado en el banquillo de la Audiencia de Sevilla. Resulta abrumador ver en el asiento de los acusados a Manuel Chaves y José Antonio Griñán, los dos ex presidentes que más tiempo han ocupado la máxima responsabilidad en la Junta de Andalucía, junto a seis ex consejeros y otros catorce ex altos cargos del Gobierno andaluz. Y es que más allá de las responsabilidades individuales que se están dirimiendo en este caso de los ERE fraudulentos, lo que se está juzgando también es una forma de gobernar impúdica y clientelar, con desprecio grosero a las evidencias y establecido desde un aparente criterio de invulnerabilidad. Veinte años de presunto saqueo dan para eso y  mucho más. Entre los acusados, el director general de Trabajo cuyo chofer reconoció haber destinado, para esparcimiento de su jefe, grandes cantidades de dinero público en drogas y locales de alterne. Pero no todos actuaron así. Se investiga a otros altos cargos por haber desviado fondos para la financiación del Partido Socialista. Todo un recital de malversaciones y prevaricaciones que se investiga ahora, siete años después de iniciarse el proceso y hay que reconocer que con una sorprendente indiferencia por parte de la gente. Si hubieran hecho como en Cataluña y hubiesen dedicado parte del dinero distraído a crear asociaciones civiles progubernamentales, como las de los Jordis, lo mismo estaban entrando a juicio entre aplausos.