Casi seguro que de bebés nos cantaron aquello de “duérmete, mi vida/que viene el Coco/ a llevarse los niños/que duermen poco”. Ya de mayorcitos no faltaron tampoco los consejos educativos de la dura palmeta, el ceñudo maestro , la “letra con sangre entra”. Y en la plenitud de la vida el miedo adquirió caracteres históricos y metafísicos como los de la guerra civil, el hambre y la barbarie. Siempre, claro, por culpa de los demás (“el infierno son los otros”, diría Sartre). El 19 de octubre se convocan oficialmente las elecciones generales. El PP se ha adelantado a meter pánico con su trompeta apocalíptica y el conocido slogan mesiánico “o nosotros o el caos”. Para los estrategas conservadores el PP es la garantía de la recuperación y de la estabilidad, la promesa fiel de un millón de un millón de puestos de trabajo y el remedio seguro, en fin, contra toda desigualdad social Sin embargo la ascensión de Ciudadanos junto a la posible coalición del PSOE con otras fuerzas de izquierda tienen soliviantados a los viejos barones peperos que ven peligrar sus cargos. Tiene que ser muy duro estar chupando del bote durante decenios y ahora abandonar la sinecura política porque unos mozos sin solera y sin preparación te roban el escaño. Esta urgencia del vientre ha lanzado a los predicadores de Génova a decir cosas tremendas como las vomitadas por Javier Arenas contra el PSOE. Si el pueblo español castiga como se debe a los corruptos y si entre los partidos emergentes se impone el acuerdo de impedir que no vayan en las listas, aquí pueden sobrar un montones de dirigentes, algún ex ministro, no pocos directores generales que quedarán en la estacada. Ya veremos cómo Rajoy ajusta el tablero. Ese es para mí el verdadero malestar interno del PP y no la posibilidad de que gobierne la izquierda. El recurso a la hemeroteca está sacando frases estremecedoras sobre lo que va de ayer a hoy. Oir decir a Rato aquello de “nosotros no necesitamos que nos digan lo que tenemos que hacer” con el signo del vencedor da idea de lo bajo que cayó el PP, posiblemente uno de los partidos más” enmierdados” del universo capitalista. Ojo a la campaña, pues. Nos dirán muchas mentiras rebozadas con celofán. El elector no deberá asustarse.
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