Enturbiando la alegría del día

Jose Fernández
01:00 • 07 oct. 2015

Cuando en el año 2002, diez años más tarde de lo previsto, el entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, inauguró en Almería la esperada conexión con la inolvidable A-92, zanjó con un “no enturbiemos la alegría del día” la pregunta de una reportera que, durante el copetín con el que se festejaba el acontecimiento, requería su opinión por la década de retraso que las empresas y ciudadanos almerienses nos habíamos comido con papas. 
Viene bien recordar esta anécdota hoy que, por fin, se abre oficialmente la conexión por autovía entre Almería y Málaga a través de la costa de Granada. Tras el corte de cinta del presidente Rajoy, la A-7 será esa realidad ampliamente demandada por empresarios y ciudadanos almerienses, que podrán disfrutar de una salida costera razonable, sin atascos, retenciones y demás padecimientos. Lo que quiero decir es que hoy habrá sin duda quien ponga el pero del retraso, el pero del trazado o el pero de vaya usted a saber qué cosa porque la precampaña permanente que vivimos cobra temperatura ahora que sabemos que habrá elecciones en un par de meses. Por eso se obvia el tema de la autovía con Málaga y se escenifica como más prioritaria e inaplazable la comunicación a Madrid por AVE. Si se fijan, de todas las necesidades de Almería en todos los campos la del tren es la única que está en el ojo del huracán que soplan los de siempre contras los mismos. Y fíjense, acaba uno cogiéndole cariño a estas maniobras orquestales porque forman ya parte de nuestras tradiciones. Eso sí: no me digan que no sería un acto de justicia poética asistir al convoy de críticas que habría suscitado hoy mismo la inauguración, por ejemplo, del materno infantil: que si llega tarde, que si la primera piedra incumple ya la ley de memoria histórica, que si esto, que si lo otro. Lo triste es que nos vamos a quedar con las ganas.







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