Ocho apellidos almerienses

Cada pueblo, cada comarca almeriense tiene su linaje, pero, en el fondo, todos somos forasteros

La familia almeriense de los Pérez Gómez, oriundos de Fortuna (Murcia).
La familia almeriense de los Pérez Gómez, oriundos de Fortuna (Murcia). La Voz
Manuel León
20:41 • 27 mar. 2024

Cada pueblo, cada comarca almeriense, tiene su linaje. Cada punto cardinal de esta jurisdicción se alimenta, generación tras generación, de esos patronímicos familiares, como los Botejara cacereños de Alfredo Amestoy, como los Ríus de aquella saga catalana de Ignacio Agustí. Daba y da confort a esta metrópoli sureña conocerse, perpetuarse a lo largos de décadas, como cuando las señoras salían a pasear por el Bulevard, a la altura del Casino, con sus vestidos de gasa, agarradas del brazo de su marido e iban levantando la mano al paso de la familia de fulano o de mengano. Hay estirpes que se alargan como las raíces del ficus centenario del Paseo. Aunque nunca es para siempre: durante 800 años, por las calles de esta misma ciudad amurallada, transitó gente que se nombraba Benalí, Abdallah, El Idrissi o Saidí. Ahora, los ocho apellidos más fértiles en la provincia, según la última estadística, son López, García, Pérez, Martínez,Fernández, Sánchez, Rodríguez y Gómez. Otros, que tuvieron mando en plaza, fueron arrastrados por la hojarasca del tiempo: los Roda, los Barron, los Careaga, los Puche, Avis Venegas.



No existe un certificado de sangre almeriense, como no se quiere más a una tierra por haber nacido en ella que por ser forastero. Todo el mundo ha sido de fuera alguna vez. Los comercios, los despachos, las oficinas de la capital han sido frecuentados y lo son por cassinellos, berjones, orozcos, percevales, romeros, lupiones, langles, valdivias. Como en la vega medran andújares, úbedas, vargas; como en el Poniente lo hacen callejones, cantones, acienes, góngoras o Lirolas; como en el listín telefónico del Levante brotan soleres, giménez, fuentes, abellanes, parras, caparroses o zuranos; como en el Andarax germinan amates o aguilares o en Macael tremolan pastores o seguras. Cada pueblo tiene su nombradía por la que corre y ha corrido la vida. Pero todos somos de aluvión, los ‘almerienses de toda la vida’ vienen de murcianos, aragoneses y manchegos repobladores. No hay que olvidarlo.










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